Aquí tienes el primer ejercicio resuelto:
Ignoro si el copiloto, de cuyo nombre no quiero acordarme, causó el terrible accidente de avión.
Oleadas de cadáveres de refugiados dejan que las olas les den el único abrazo al que se les otorga derecho.
Algún genio del storytelling político debió de inventar esa etiqueta que tanto éxito ha tenido y que todos repetimos cuando hablamos de los jóvenes golpeados por la crisis.
Ortega nos recomendó que aprendiéramos de Alemania y abandonáramos el provincianismo, ese apego español a las costumbres y prejuicios.
Yo aún recuerdo aquella mañana en que fui a votar imbuido de confianza y creí que estaba cambiando el mundo.
Pienso en todos los abuelos que alimentan a los suyos con su pequeña pensión, en los padres que entregan sus ahorros para que sus hijos no pierdan el piso.
Ese culto desaforado al cuerpo y al esplendor de la juventud, esa pasión sin límites por la demostración de resistencia física que hacen los deportistas, huele a malsano y a decadente.
Jamás recibí una clase de informática ni leí un manual de instrucciones, pero el segundo ordenador lo instalé yo solita, que tengo probada fama de inútil.
El último partido que jugaron los dos equipos batió todos los récords y se pudo ver en todo el mundo.
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| Eli Díez http://massintaxisfacil.blogspot.com.es |
Ignoro si el copiloto, de cuyo nombre no quiero acordarme, causó el terrible accidente de avión.
Oleadas de cadáveres de refugiados dejan que las olas les den el único abrazo al que se les otorga derecho.
Algún genio del storytelling político debió de inventar esa etiqueta que tanto éxito ha tenido y que todos repetimos cuando hablamos de los jóvenes golpeados por la crisis.
Ortega nos recomendó que aprendiéramos de Alemania y abandonáramos el provincianismo, ese apego español a las costumbres y prejuicios.
Yo aún recuerdo aquella mañana en que fui a votar imbuido de confianza y creí que estaba cambiando el mundo.
Pienso en todos los abuelos que alimentan a los suyos con su pequeña pensión, en los padres que entregan sus ahorros para que sus hijos no pierdan el piso.
Ese culto desaforado al cuerpo y al esplendor de la juventud, esa pasión sin límites por la demostración de resistencia física que hacen los deportistas, huele a malsano y a decadente.
Jamás recibí una clase de informática ni leí un manual de instrucciones, pero el segundo ordenador lo instalé yo solita, que tengo probada fama de inútil.
El último partido que jugaron los dos equipos batió todos los récords y se pudo ver en todo el mundo.
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